A medida que evoluciona el tratamiento de la salud mental, las terapias asistidas por psicodélicos, como la ketamina y la psilocibina, están ganando atención por su potencial para tratar afecciones como la depresión, la ansiedad y el trauma. Este artículo explora las diferencias entre la terapia con ketamina y la terapia con psilocibina, centrándose en sus mecanismos, aplicaciones terapéuticas, legalidad, perfiles de seguridad y experiencias de los usuarios, basándose en los conocimientos de investigaciones recientes y perspectivas clínicas.
Legalidad y accesibilidad
La situación legal de la ketamina y la psilocibina influye significativamente en su accesibilidad. La ketamina está disponible legalmente para su uso no indicado en entornos clínicos para el tratamiento de la salud mental. Su derivado, la esketamina (Spravato), fue aprobado en 2019 por la EMA (Agencia Europea de Medicamentos) para la depresión resistente al tratamiento, y se administra bajo estricta supervisión médica debido a sus posibles efectos secundarios, como la disociación y la sedación. La ketamina se puede administrar mediante infusión intravenosa (IV), inyección intramuscular (IM), aerosol intranasal o pastillas orales, lo que la hace ampliamente accesible en clínicas certificadas. En Clínica Synaptica, ofrecemos ketamina IM, ya que creemos que la experiencia psicodélica es una parte fundamental del proceso.
La psilocibina, el compuesto psicodélico de las setas mágicas, está clasificada como sustancia ilegal en España. Por lo tanto, no está permitido su uso fuera de los ensayos clínicos oficiales o de entornos personales despenalizados. La falta de una legalización generalizada limita la disponibilidad de la psilocibina, aunque las investigaciones en curso y los cambios normativos están allanando el camino para un uso terapéutico más amplio.
Mecanismos de acción
La ketamina y la psilocibina actúan a través de vías farmacológicas distintas, lo que influye en sus efectos terapéuticos. La ketamina, un anestésico disociativo sintético desarrollado en 1962, actúa principalmente sobre el sistema glutamatérgico del cerebro bloqueando los receptores NMDA. Esta acción aumenta los niveles de glutamato, lo que promueve la neuroplasticidad y alivia rápidamente los síntomas de la depresión y las tendencias suicidas. Sus efectos se describen a menudo como una desconexión temporal de la realidad, lo que fomenta un estado disociativo que puede ofrecer nuevas perspectivas sobre los retos emocionales.
La psilocibina, un compuesto psicodélico natural que se encuentra en ciertos hongos, se metaboliza en el organismo en psilocina, que actúa como agonista de los receptores de serotonina, dirigiéndose especialmente a los receptores 5-HT2A y 5-HT2C. Esto imita a la serotonina, lo que provoca una alteración de la percepción, el estado de ánimo y la cognición. A pesar de actuar a través de estas vías distintas, se cree que ambas sustancias aumentan la neuroplasticidad, fomentando la apertura emocional y facilitando una experiencia introspectiva y espiritualmente rica.
Aplicaciones terapéuticas
Tanto la ketamina como la psilocibina se han mostrado prometedoras en el tratamiento de trastornos de salud mental, en particular la depresión resistente al tratamiento (TRD), la ansiedad y los trastornos relacionados con el trauma. La ketamina ha sido ampliamente estudiada por sus rápidos efectos antidepresivos, que en ocasiones proporcionan alivio en cuestión de horas, lo que la convierte en una opción valiosa para personas con ideas suicidas agudas o trastorno depresivo mayor. También se utiliza para el dolor crónico y los trastornos por consumo de sustancias, con efectos que suelen durar hasta una semana después de una sola dosis.
La psilocibina, por su parte, se ha investigado principalmente para la depresión y la ansiedad al final de la vida, y los estudios demuestran cambios positivos sostenidos en el estado de ánimo y la cognición que pueden durar meses después de una sola sesión. Ambas sustancias pueden promover avances emocionales, lo que las hace eficaces para afecciones como el trastorno por estrés postraumático (TEPT), el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y la adicción. Sin embargo, debido a su legalidad y facilidad de uso, la ketamina cuenta con una mayor cantidad de evidencia sobre su uso en estos otros trastornos.
Seguridad y efectos secundarios
Tanto la ketamina como la psilocibina tienen perfiles de seguridad favorables cuando se administran en entornos controlados, pero conllevan riesgos distintos. Los efectos secundarios de la ketamina incluyen aumento de la presión arterial, cambios en la frecuencia cardíaca y, en casos raros, náuseas. El abuso prolongado o recreativo puede provocar problemas de vejiga o deterioro cognitivo, y su potencial para crear hábito requiere una supervisión cuidadosa. Sin embargo, la ketamina no afecta a la función respiratoria, por lo que es segura para uso médico bajo supervisión.
La psilocibina no es adictiva y tiene baja toxicidad, pero sus efectos psicológicos pueden ser intensos, lo que puede provocar ansiedad o experiencias difíciles, especialmente en personas con antecedentes de esquizofrenia u otros trastornos psicóticos. Los efectos secundarios físicos pueden incluir náuseas, dilatación de las pupilas y cambios en la frecuencia cardíaca o la presión arterial.
Experiencia del usuario y estructura de la sesión
La experiencia terapéutica de la ketamina y la psilocibina difiere significativamente. Las sesiones de ketamina, que duran entre 30 y 150 minutos, suelen realizarse en entornos clínicos con una preparación mínima. Los pacientes pueden experimentar un estado disociativo, a menudo descrito como una sensación de distanciamiento o unidad, cuyos efectos se manifiestan en 10 minutos. La recuperación tras la sesión es rápida, lo que permite a los pacientes reanudar sus actividades normales en cuestión de horas.
La terapia con psilocibina, que dura entre 4 y 8 horas, requiere un entorno estructurado con fases de preparación e integración. La experiencia suele incluir imágenes visuales vívidas, introspección emocional y una sensación de conexión, y los efectos alcanzan su punto álgido al cabo de 20-40 minutos.
Elegir la terapia adecuada
La decisión entre la terapia con ketamina y la terapia con psilocibina depende de las necesidades individuales, el estado de salud y los objetivos del tratamiento. La ketamina es ideal para quienes buscan alivio de la depresión aguda o los pensamientos suicidas en un entorno médico controlado. Su menor duración y su estatus legal la hacen más accesible para una intervención inmediata. La psilocibina requiere actualmente el acceso a entornos basados en la investigación, como los estudios clínicos.
La ketamina y la psilocibina representan fronteras prometedoras en el tratamiento de la salud mental, ya que ofrecen efectos rápidos y transformadores para afecciones como la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático. En Clínica Synaptica, fomentamos la toma de decisiones informadas y la orientación profesional para abordar estas terapias de forma segura y eficaz. Creemos que ofrecemos un entorno ideal para obtener los máximos beneficios de la psicoterapia asistida con ketamina, y esperamos que este servicio transformador pueda estar más ampliamente disponible en toda España y Europa.

